lunes, 6 de agosto de 2007

Un diente en la jaula


Che loco ¿vite ahí en Contitución, ahí a la vuelta de la estación de trene?, hay un bolichito, un barsucho con una jaula que tiene adentro a un par de Vírgene, al San Jorge y al Gauchito Gil. Ésos están encerrado, los choborra no. Va, yo qué sé quien está más pescado que quién. Y el bar vite, está piola porque vende pancho, chori, cervecita y otras boludece más. Y te digo cerveza, no te digo birra porque eso es de cheto mal parido que se quieren hacer los pajero usando esa palabra. Y los boludo no se dan cuenta que la palabra vale por quién la dice, ¿me entendé gil? Vite, si yo digo "birra" la gente enseguida dice "uh qué negro de mierda", pero si la dice un rico es "re copado, re cheto". Vite, porque éstos putean igual que vos, pero la guita loco, la guita vale, te da el derecho de decir lo que a tu culo se le cante. Y el culo canta, el culo canta lo que quiere y como quiere. Y vo te cagá de risa cuando los escuchá a esos cheto decir boludece. ¿Te acordá de la Mirta Legrand y del mierda carajo? Uh loco, fue gracioso y un escándalo pa la tele. Pero vite, la Mirta lo dijo con glamur y hasta es un halago pa la oreja, loco, porque lo dijo la Legrand y la Legrand tiene buena chapa. Pero nosotro sí que somo mal educado, ignorante, porque la mala palabra es cosa de negro en la boca de uno. Ah, pero que se vayan bien a la concha de su madre toda esa mierda con perfume a Chanel.
Encima vite, el boliche es barato, por unos mango comé bien, te hacé una buena panza, sin importar qué mierda ingerí; si total despué en el ñoba largás todo de una. Y los fine de semana a la noche, morfá ahí y despué te cruzá a lo bailongo de enfrente. Al Bronco o al Radio Estudio que la tiene más grande. Bailá un par de cumbia, unas cachaca y listo, ya llega el amanecer y te volvé a tu rancho, y si no tené gana, volvé al barsucho a comerte una hamburguesa, un panchito con frita o seguí chupando lo que venga. Y la pasá bien porque siempre te enganchá a algún boludo que te garpa todo, hasta los escavio y gomitada en las vereda. Yo soy de esas tipa que si no le pagan no ¿vite?, grati está el aire. Aparte, hay cada mamarracho que vos ni en pedo salí, salvo que el pedo te lo garpe él. Ahí sí, sabé cómo entro de cabeza a la pileta. Y si tiene buena guita como a principio de mes, le damo al polvex también, a los de veinte minuto nomá, porque los largo tienen otro precio. Y más bien que despué ponga pa el viaje de vuelta, en bondi o en tassi si los pajero de los colectivero están de paro. Ah sí, porque a vece estos forro se cuelgan y te dejan esperando. Y bueno loco, hay tassi también. Uh, pero a vece vite, te toca cada viejo hincha pelota, que apena subí y ya están con el tango por las bola. Una sale de bailar cumbia loco, quiere cumbia y meta cumbia. El tango no, no pega con la cumbia. Eso no fiera, eso no es música. El corazón palpita con los cumbiero. Y bueno loco, pero el tassista meta tango y uno se aburre, se desespera, tiene gana de llorar. La mano derecha se te empieza a hinchar con los recuerdo de mierda que con el alcohol brotan al toque. Porque al principio la pasá bien, te cagá de risa hasta que te empezá a deprimir. Vo te la queré cortar pero no, hay que volver enterita al rancho porque hay que seguir laburando. Te tené que hacer cargo de las cagada que te mandá, vite. No podé llegar a tu casa y decirle a la vieja, que es más puta que vo, mirá tiré la mano derecha porque me hacía recordar. Uno siente porque es un ser humano y no una piedra vite, entonce uno piensa en lo que hace y te dan gana de llorar y llorá, la Moria lo dijo. No loco, hay que meterse la mano en el culo y no decir nada. Tené que fruncirlo, cerrar bien el ojete. De última vas al quiosquito del barrio y te comprá un porro o una cerveza y te olvidá por un tiempo de todo. Te juntá con los muchacho y a la mierda con todo. La vida sigue y los escavio también. Hay que joder, hacer partuza y cogerte al mundo. Mi amiga siempre lo dice, el mundo no te tiene que coger, vo tené que cogerte al mundo. Y brindamo por eso, seguimo con el pedo hasta que en algún momento te quebrá y te va o te llevan arrastrando al buzón a apolillar.
Pero bueno, el barsucho este que te digo está en Contitución y está pintado de amarillo y rojo. Y hace un tiempo, entre los borracho había un viejo choto que andaba con una pelota número cinco debajo del sobaco. Pelota de fútbol eh, de esas de cuero. El pobre estaba entrado en año y hecho mierda. Dicen que de pibe tenía buen porte, pero de eso ya no quedaban rastro. La cuestión es que me contaron que este tipo andaba así porque una vez leyó un cuento donde se comparaba a las mina con la pelota, y el viejo éste, a falta de mujere, se tuvo que conformar con la pelota. La llevaba a todas parte. La acariciaba, le daba beso, le ofrecía vino, le limpiaba la cara. No hablaba, nada el chabón, pero vite loco, la capocha no le funcionaba bien al fiera ese. Dicen que esperaba jugar su último partido. Y el guacho lo jugó y jugó vario. Se enganchó con un equipo de veterano y no paraba de meter gole. De taquito, de remate, de todo tipo. Y eso es la ciencia loco, la puta ciencia que hace maravilla; y el viagra, el viejo respiraba y sonreía gracia al viagra. Hasta que un día la trola de mi amiga se enteró y pum adentro. La turra se lo llevó al telito de la cuadra y le dejó patear un penal. Pasa que le daba pena verlo con la pelotita colgando. Uno lo veía así todo un pollito, pero las putas de las dominicana, cuando iban al bar, largaban todo sobre el viejo y las goleada que se mandaba. Eso sí, el viejo tenía que garpar porque ninguna mina se le acercaba si no era por unos mango. Pero bueno, mi amiga no contó lo mismo. Pasa que el tan viejo no pudo, no embocó teniendo el arco libre. Y vite, mi amiga tenía que cobrarle el partido y el forro no quería garpar porque no había jugado, decía. Y loco, mi amiga es una laburante como cualquiera. Como el obrero o como el gerente de un banco. Llega el momento de cobrar y ella quiere cobrar tanto como el obrero o el gerente. Y el viejo puto que no, que no y que no. Que no jugó y punto. Y la trola se encabró y lo agarró del cogote y le dijo "Mirá viejo de mierda, o me pagás o te rompo las pelotas". El pobre no aguantó y se cagó encima en serio. Una baranda tremenda, loco. No sé, parece que se había comido unos chori y tomado unos vinito en el bar. Pero Dios mío, peor que la cagada de un bebé o un borracho bien en pedo. No, ni te imaginá. Qué asco. Mi amiga no lo soportó, agarró sus cosa y salió a tomar aire puro, el de la calle. Y cuando salió, se fue derecho al barsucho, donde yo estaba. Pobre, estaba destruida. Pidió unas cerveza y empezó a largar el rollo. Fue tremendo escucharla, un dolor te salía del pecho. Loco, una es laburante y quiere cobrar. Y no es que uno pone el cuerpo y listo. No loco, hay que seducir, hay que calentarle los motores a los chongos y eso consume tiempo y neurona. Sí loco, hay que pensar, y eso es todo un arte que no cualquiera lo hace. Vo capá que decí sí, es re fácil y hasta yo lo puedo hacer, pero no loco. Y ni hablar de la inversión en ropa, maquillaje y esas boludece que no son tan boluda. Si uno tuviera que considerar todo eso, el precio sería otro y bastante careta por cierto. Pero bueno, hay que adecuarse a la situación, vite. Y la trola lloraba, tomaba y gomitaba su discurso. Y a vo se te partía el alma al escuchar su voz tan angustiosa. Y mientra hacía su número, los choborra del bar se cagaban de risa. Se burlaban del viejo, de su penal y de su cagada. Y mi amiga lloraba todavía mucho más. Nada la consolaba, ni siquiera el diente de oro que le había afanado al viejo. Ojo que la tipa no es chorra, es laburante. Y el diente es parte del trabajo. Lo traía mascando como si fuera un chicle; yo pensé que era eso y le pedí uno. No, me dice, es el diente del puto ese. La guacha se lo engatusó cuando se iba y lo mascaba para ver si era de dieciocho quilate y no como el oro de mierda y berreta que venden los negro eso que están con el paragüita y las cadenita, arito, anillito y pulserita. Pero bueno, el diente estaba en la mesita y algo tenía que salvar, loco. La honra por lo meno, la honra de la profesión, vite. El resto vaya y pase, pero la ética y la moral ante todo. Eso es la "Honra" con mayúscula y entrecomilla. Puta no, laburante sí. Puta y chorra son las dominicana, esas que te muestran la mercadería y punto. Una no, una en cambio trabaja, no sólo mueve el culo y las teta. Hay que saber vender con la capocha, ofrecer la mercadería sin regalarse por unos mango. Eso se llama laburar decentemente, ganarse el chori diario con sacrificio y honra sobre todo. Y bueno, entonce estábamo ahí y en eso viene el viejo, así todo serio y con el culo paspado moviéndolo sobre las gamba que hacían pasito corto, como cuando te meá o cagá en la calle y tené que volver a tu casa así, con la vergüenza de que todo el mundo te observa y te putea o se burla. Entonce se acerca a nosotra y la mira a ella, vite. Y ni bien entró el pajero ese, todos los que estaban en el bar cerraron bien el orto. Se lo cocieron con el hilo y la aguja de matambre. Y entonce agarra y le dice: "dame el diente". Mi amiga, no, a ella nadie la basurea ni la acusa de nada. "¿Qué decís viejo pelotudo?" "Que me des el diente que me robaste putita". "Primero yo no soy chorra, segundo no soy putita y tercero, no tengo tu diente". Y los do casi se van a las piña si no era porque los paramo, vite. La honra, eso es la honra, el tener las mano limpia de sangre. Que te las ensucié con la grasa de un chori no es nada, pero con la sangre no, eso sí que no. Pero lo peor de todo vite, era que el viejo no contaba lo del penal. Y te da bronca, porque el turro se hacía el muy macho para pedir su diente de mierda, pero cerraba el ojete y no largaba nada sobre el partido. Y entonce ahí con el bar entero nos acoplamos a mi amiga. Loco, la amistad no se larga nunca y vo tené que ir hasta el final. Y el viejo no, no quería irse sin su diente. Y el guacho se fue a buchonearle al yuta de la esquina. Y entonce agarra el rati y se ríe. Se caga de risa. Pero el viejo insistió tanto, que el yuta hijo de puta vino, mostró su chapa y sacó a la calle a mi amiga para chamullar sobre el asunto. Ni que fuera delincuente se trata así una dama. Sacarla a la calle de esa manera no es de hombre, es de cana reprimido y pajero. Sí de esos que tienen una pistola y la usan porque no pueden usar la otra, la de carne. Y el viejo dale que su diente y su puto diente. Y mi amiga no, que ella no tenía el diente. Pero el viejo se seguía guardando bien en el culo lo del penal. Hasta que el rati le preguntó cómo se lo robó. Y con el bar estábamo escuchando todo y nos empezamo a cagar de risa. El viejo se hacía el pelotudo, y se puso rojo no como un tomate sino como un semáforo. Y se cagó encima de vuelta. Y uh, no sabé. No, era impresionante. El pajero del yuta se fue a la mierda, rajó para la esquina con arcada. Mi amiga entró con náusea al barsucho. Y los que esperábamo adentro nos cagábamo de risa, no de mierda como el viejo. Y el pobre choto entró al bolichito a los grito. Que lo que cagó era lo que comió ahí y estábamo comiendo nosotro, que el penal lo erró por culpa de no se qué y que algún día todos vamo a estar en el mismo lugar que él. Y ahí se hizo un silencio de la puta madre. Nos miramo y bajamo la mirada al piso. Igual nos reíamo, pa nosotro era una joda bárbara. Pero el viejo conchudo tenía razón, algún día todo vamo a llegar. Pero qué mierda importa, si todavía falta mucho y eso es cosa de hombre vencido por los año. Y el viejo se fue con su pelotita colgando, desinflada y sin vida. Había pateado mal el penal y bueno, no pudo embocar en la cajeta y que se joda, que se vaya a cagar a otro lado, o que aprenda a no cagarse en público.
Y el diente, ese puto diente está ahí en la jaula junto con la pelota número cinco del viejo que encontraron al día siguiente, tirada a un par de cuadra. Y el diente se tuvo que quedar loco, semejante sacrificio merecía un lugar entre los santo. Entonce vo si pasá por el barsucho, lo ve en la jaula rodeado por las Vírgene, el San Jorge y el Gauchito Gil. A mi amiga le costó dejarlo, pasa que no tenía guita con qué pagar por culpa del viejo pajero, que no le había garpado un sope. Y lo tuvo que dejar con mucho dolor, loco. Y el diente de oro entonce está ahí, intercediendo por todo y por cada uno de nosotro. Mi amiga no podía quedarse en la jaula y el viejo tampoco, pero algo había que dejar en conmemoración de ese día. Un signo, una señal, cualquier pelotudé. Y no quedó otra que entregar el diente, el puto diente de oro. Pero mirá que no lo dejó por voluntad propia sino porque no tenía otra opción y el dueño del bar no aceptaba ni fiado ni otro tipo de pago. Y los choborra estuvieron mal, vite, no largaron ni un mango pa salvar a la trola. Y bueno, a lo mejor Dios lo quería así. Los grande predicadore dicen que hay que dar hasta que duela, y la trola lo hizo. Y el viejo también, sino le habrá dolido perder su diente y su último partido.

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