martes, 8 de abril de 2014

ESTOY ENAMORADA DE MI CUERO (Poema de Martha Rivera-Garrido*)

Estoy enamorada de mi cuerpo, y la verdad es que no sé si todas las mujeres de cincuenta años lo están. Esto no es un cliché… es cierto. Mis senos no son los mismos de los 20 años, porque de alguna manera son mejores: cuando se depositan en una boca, está la reminiscencia indeleble de las bocas que parí. Ya no es sólo miel si no también leche, leche, leche, esa hermosa palabra. De las tetas que fueron mamadas a borbotones, puesto que soy una vaquita lechera, hay memorias tan placenteras como las de cualquier labio tierno. Leves en su gravedad, tibios, más largos que los que exhibí sin brassier allende estos tiempos, alimentan mis senos la imaginación de quien deseo y me desea. Tienen esos pezones enormes y rítmicos, la inmensa sensorialidad de acoplarse a los estertores de la boca que los espera. No tiemblan: hacen temblar. Mis carnes han macerado la pasión que he cuidado a lo largo de estos años, y también el poema. Tienen una especial suavidad, una región secreta para cada caricia, donde todo estuvo antes expuesto, y un asombro nuevo cada vez; porque me descubro en ellas. Las líneas alrededor de mi boca (he descubierto recientemente) solamente son bellas cuando sonrío, y no me cuesta sonreír de modo que siempre puedo ser bella! Las pecas de los muslos han dejado de ser imperfectas: se han convertido en un mapa solamente descifrable por la lengua, una lengua, la lengua que las cuenta. El cabello, salvaje como siempre, tiene un tono menor de espiga seca (menor al que algún día tuvo) pero desespera los dedos de quien me ama e intenta ver mis ojos en el momento crucial de la plenitud de los cuerpos… igual que siempre. Amo mi edad como no supe amar ninguna otra. Amo lo que sé de mí y lo que doy en ello. No quiero volver a ninguna parte de mi historia: estoy entera, estoy amando, estoy viva y lo sé, estoy en esto. * Poeta dominicana contemporánea.

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